(DyN).- Unos 50 mil fanáticos de la música electrónica disfrutaron esta madrugada, en el Autódromo porteño, de la octava edición de Creamfields.
La versión argentina del festival originario de Liverpool abrió pasadas las 15 de ayer, cuando el sol golpeaba de lleno en la ciudad, con la presentación de la agrupación de djs Club Rayo, en la carpa Arena 1, y de Coco en el escenario principal, al aire libre.
De a poco, cientos de personas, en todos los casos, mayores de 18 años, según dispuso la organización, comenzaron a llegar hasta el Autódromo porteño, que albergó por segundo año consecutivo el festival.
Vestidas con calzas llamativas, botitas y remeras ajustadas ellas, y con bermudas y remeras coloridas ellos, y con una campera a mano que proteja de la lluvia (que al final no pasaría de amenaza) todos, los fanáticos del house, en sus variantes deep, progressive, minimal y de Chicago, así como los del techno, el drum n´ bass y el trance, empezaron a poblar el predio.
A las 20.30, ya con unas 35 mil personas en el complejo, subió al main stage la agrupación de tango electrónico Bajofondo Tango Club, liderada por Gustavo Santaolalla, y que contó con el aporte especial del ex líder de Soda Stereo, Gustavo Cerati, para interpretar Mareo, uno de los cortes de difusión del último disco de la banda.
Poco después, en la carpa Arena 1, los ingleses de Gorillaz Soundsystem arengaron a la gente, que enseguida respondió a la propuesta de raggamufin´ y beats de origen caribeño, acompañados, en la pantalla de fondo, de la estética de la banda virtual que craneó Damon Albarn, líder de Blur.
Al rato, se vivió otro de los momentos destacados de la noche, cuando subieron al escenario principal los británicos de Simian Mobile Disco, que, con un set de electro house de casi una hora de duración encendieron e incendiaron el lugar.
James Ford y James Shaw, ambos de Manchester, se ganaron al público con un set de laboratorio que incluyó la utilización de un conmutador para disparar sonidos, vinilos, sintetizadores y pedales.
Los Simian dejaron el escenario preparado para la llegada de los también británicos de U.N.K.L.E., que sorprendieron a todos con un set bien rockero, de guitarras y percusión.
Mientras los presentes en el lugar, buena parte de ellos llegados de Brasil y del interior del país, recorrían el lugar y hacían interminables colas para comprar agua, cerveza, bebidas energizantes o hamburguesas, en la Arena 1, de manera sucesiva, Roger Sánchez y el francés David Guetta hicieron transpirar a todos.
A su turno, en la Cream Arena, el oscurísimo Steve Lawler y el japonés más argentino, Satoshi Tomiie, arrancaron beats festejados por seguidores que celebran a ambos djs como de culto.
Para el final quedaría la presentación en el escenario principal, de Erick Morillo, el colombiano radicado desde joven en Nueva Jersey, de los franceses de Cassius, y del crédito local, Hernán Cattáneo.
A lo largo de las 15 horas que duró el festival, por el que pasaron más de cien artistas entre nacionales e internacionales, quedó demostrado, una vez más, que Buenos Aires es referencia de la escena dance global.
La octava edición de Creamfields quedó atrás y ya es historia, pero sus fieles seguidores ya se preguntan quiénes serán las estrellas convocantes de la próxima versión, dentro de un año.
Como ya parece un clásico, las marcas se preparan para vivir su propia fiesta electrónica en la octava edición consecutiva de Creamfields en Buenos Aires. Sin la necesidad de ser el espectáculo más convocante de la Argentina, el festival que mañana reunirá a más de cien artistas nacionales e internacionales se convirtió en uno de los shows más recaudadores de la apretada agenda nacional, en gran parte gracias a las empresas que buscan asociar su imagen a la música electrónica y que para esta edición aportarán más de 3 millones de pesos.
Para los sponsors, el principal atractivo que despierta Creamfields no pasa tanto por el número de espectadores -aunque igualmente son pocos los festivales en la Argentina que logran juntar más de 50.000 o 55.000 personas-, sino más bien por el perfil del público, que responde a uno de los targets más buscados por los gerentes de marketing de casi todos los rubros.
"El público de Creamfields responde a un patrón muy particular. Se trata de alguien muy adicto a la tecnología, atento a las últimas tendencias y que vive conectado", explica Esteban Ochoa, director comercial de Time For Fun, el nombre que tomó la antigua productora CIE Argentina cuando, el año pasado, fue adquirida por un grupo de capitales brasileños liderado por la firma Gavea Investimentos.
En Time For Fun son muy celosos a la hora de hablar de números, aunque fuentes del mercado adelantan que la facturación de Creamfields 2008 rondará los 10 millones de pesos. De ese total, el 70% provendrá de la venta de entradas y otros ingresos generados el día del festival -venta de bebidas, estacionamientos, merchandising-, mientras que el 30% restante será aportado por los sponsors. En esta edición, la telefónica Claro y la fabricante de teléfonos celulares Nokia ocupan el papel principal de main sponsors , mientras que un escalón más abajo se ubica Sanyo, marca japonesa de electrónica. La lista de empresas que al menos por una noche buscan acercarse a la cultura electrónica se completa con las papas fritas Pringles, la bebida energizante Speed, el sitio MySpace y las consolas de juegos Wii.
"No hay ningún show que pueda prescindir de los sponsors y está claro que hoy no alcanza solamente con los tickets. Pero igualmente la recaudación por la venta de entradas sigue siendo la fuente principal de ingresos en todo tipo de espectáculos, incluyendo obviamente Creamfields", destacó Ochoa.
En Time For Fun aseguran que la historia de Creamfields y sus sponsors tuvo un quiebre a partir del acuerdo de Peugeot, que en 2004 lanzó una edición limitada del Peugeot 206, y más tarde el mismo camino fue recorrido por Nokia y Sanyo, que aprovecharon el evento para presentar modelos exclusivos de celulares y reproductores de mp3.
Con la libra cotizando apenas por debajo de los 5 pesos, la edición argentina de Creamfields está muy lejos de ser la más redituable a nivel mundial para los dueños ingleses de la marca, aunque los menores ingresos se compensan por el impacto que logran las fiestas en Buenos Aires en materia de públicos y repercusión. En este sentido, en Time For Fun destacan que Creamfields Buenos Aires ya dejó de ser un evento sólo para porteños y está en camino de convertirse en una fecha latinoamericana.
"Casi la mitad del público en Buenos Aires no es de la ciudad. El 40% proviene del interior y de otras ciudades latinoamericanas, como San Pablo, Montevideo, Santiago de Chile y Lima, aun teniendo su propio festival, como sucede en Brasil, Perú y Chile", sigue Ochoa. "El objetivo de Creamfields a nivel mundial es posicionarse como un festival de entretenimiento, un festival que rompió con los prejuicios sobre la música electrónica que podía despertar entre parte del público. Y en el caso puntual de la Argentina lo que atrae del evento es la euforia del fútbol traducida a este tipo de festivales."
En la productora se muestran confiados en que el impacto de la crisis financiera global no se sentirá en sus ventas, aunque reconocen que la gente está más moderada que otros años a la hora de adquirir sus entradas. "Hay una postergación del momento de la compra, que se siente no sólo en Creamfields, sino también en todos los últimos espectáculos que se están organizando en Buenos Aires. De entrada las ventas no vienen tan bien, pero a medida que se acerca la fecha empiezan a levantar. Nosotros decimos que gana el efecto calentura, aunque por esta postergación la gente tenga que pagar la entrada un poco más."
Efecto MadonnaPrecisamente, este último dato es una de las modalidades más particulares que tiene la venta de Creamfields en la Argentina. Tradicionalmente, los espectáculos en el país trabajan con un precio uniforme de las entradas o, a lo sumo, dos, en el caso de las ventas anticipadas (por ejemplo, hasta quince días, es común que se ofrezcan descuentos del 15 o 20 por ciento). Sin embargo, Creamfields fue una de las pioneras en trabajar con un sistema de precios escalonados.
"En total estamos lanzando 55.000 tickets a un precio promedio de 130 pesos. La venta arrancó el 25 de julio a 100 pesos y a medida que pasan los días el precio va a subiendo, hasta llegar a los 150 pesos en esta última semana", explicó
Los 130 pesos de precio promedio en la Argentina equivalen a menos de 35 dólares, lo que lo ubica bastante por debajo de los 50 dólares de Inglaterra y los valores similares que se manejan en otras ediciones de Creamfields, como los que se llevan a cabo en Andalucía, Praga, Lisboa y la isla de Malta. La lista de fechas internacionales del festival se completa con Santiago de Chile -que este año se realiza hoy-, Lima (el sábado de la próxima semana) y Río de Janeiro (el 23 del actual).
El efecto Madonna también llegó a Creamfields. La visita de la cantante norteamericana, que hará cuatro shows en River Plate, se convirtió, sin dudas, en el acontecimiento más convocante del año, al punto de que las productoras de espectáculos temen que le termine "robando" espectadores al resto de la cartelera. "Todos los años hay un show muy convocante, pero Creamfields ya se ganó su lugar. Además, Madonna no va a venir ocho años consecutivos", explican en Time For Fun, que también está detrás de la llegada de Madonna.
(Por Alfredo Sainz
De la Redacción de LA NACION)